Encontramos este poblado cuando regresábamos de navegar en la desembocadura del Guadalquivir mi hermano Pedro y yo, con los compañeros Luis y José Antonio.
Se trata de El Torbiscal, un lugar del que ninguno de nosotros había oído hablar, ejemplo de arquitectura paternalista.
Existe en la red un reportaje de este lugar, aparecido en el NODO en 1946, en el que se deduce que esa fue su fecha de fundación.
Los
más de doscientos vecinos de El Torbiscal disfrutaron de escuela,
iglesia, centro médico, tienda de comestibles, casino, garaje
comunal, cine-teatro y piscina. Su gestión, dirigida por un
economista, y su plan de trabajo, diseñado por ingenieros agrícolas,
hicieron de este pueblo un lugar cuyo progreso asombró a propios y
extraños.
El Torbiscal fue
el núcleo de la finca del mismo nombre, donde se pusieron en
práctica novedosas técnicas de riego y algunas plantaciones con
cultivos experimentales. En los años setenta y ochenta, momento de
su apogeo, llegó a contar con casi quinientos empleados.
Al
parecer, el abandono del pueblo tuvo su origen en el cambio de
dirección de la empresa. Sus últimos habitantes se marcharon de
aquí hace apenas dos años.