Desafortunadamente, el deterioro de este lugar ha seguido su línea ascendente desde mucho antes de que la Iglesia recibiera a finales de los años noventa, de manos del Consulado Británico, la transferencia de su mantenimiento y cuidado.
A pesar de su denominación de Cementerio Británico, que por cierto no consta en ningún lugar del recinto, ha sido durante sus casi cien años de existencia un lugar de enterramiento no sólo de súbditos ingleses, sino también de franceses, húngaros, noruegos y sobre todo de los miembros de la nutrida colonia alemana de nuestra ciudad.
Como curiosidad cabe señalar que ni William Martin -el hombre que nunca existió- ni Wilhelm Sundheim reposan aquí. Por el contrario, en las lápidas de este camposanto están inscritos los nombres de muchas otras personas ligadas a la historia de la ciudad de Huelva, como el doctor MacKay, Morrison, Nielsen, Dressel, Sinclair o Weickert, entre otros.
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