KLEMENS, EL BARCO FANTASMA

He aquí lo que queda del Klemens, un remolcador holandés encallado la noche del doce de diciembre de 1996.

El equipo de bomberos, que ayudó a los cuatro tripulantes a llegar a tierra firme, aseguró que las olas de siete y ocho metros de altura hicieron muy difícil la operación de rescate.

La ausencia de documentación de los tripulantes y en el propio navío, que ni siquiera llevaba nombre alguno en la proa, hicieron plantearse todo tipo de sospechas, aunque nada pudo probarse, ni drogas ni contrabando se encontraron en sus bodegas.

El puerto de Portimão era el destino de este remolcador de diecisiete metros de eslora, conocido desde entonces como "barco fantasma" por los lugareños de esta playa de la Costa Vicentina.

Nunca se llegó a saber por qué el Klemens navegaba esa noche cerca de estas playas portuguesas, ese misterio y el hecho de que ni los dueños del barco ni el gobierno local hayan querido hacerse cargo de los restos del barco no han hecho más que aumentar su leyenda.