Tuve
la suerte de visitar este lugar con una de las personas que mejor lo conocen y
lo valoran: mi amigo José Antonio Moreno “Mejorada”, quien me sirvió de cicerone durante todo el recorrido
abundando en la historia, la arquitectura e incluso en las anécdotas del edificio.
La
Mejorada Baja es una enorme hacienda construida a lo largo del siglo XVIII,
siendo su recoleta ermita, dedicada al Santísimo Cristo de la Misericordia y
fechada en 1726, la construcción más antigua.
Desde la lejanía, sus torres dan al conjunto un cierto toque palaciego, del que no están ausentes ni la puerta principal con su espadaña sobre el nombre de la hacienda, ni la capilla o la torre de contrapeso que la flanquean.
Desde la lejanía, sus torres dan al conjunto un cierto toque palaciego, del que no están ausentes ni la puerta principal con su espadaña sobre el nombre de la hacienda, ni la capilla o la torre de contrapeso que la flanquean.
Sus
estancias se disponen en torno a dos patios más pequeños y un corral de grandes
dimensiones, entre las que aún pueden distinguirse las zonas agrícolas y la
ocupada por el señorío. Un variado repertorio de motivos polícromos,
fundamentalmente en colores blanco, albero y almagra, está presente en muchas
de sus paredes y muros, variando su cantidad y calidad según se trata de zonas
agrícolas o señoriales.
Capilla,
torres, almazaras, bodega, cuadras, almacenes, molino, pozos, alberca, corrales,
lagar y lugares dedicados a vivienda están en la actualidad en la más completa
ruina y, a veces, tomados por la
naturaleza; han desaparecido las techumbres e incluso los sólidos muros de
cerramiento han sido derribados en algunos lugares. El vandalismo y el expolio,
en la más cruel de sus versiones, ha acabado con algunos elementos de gran importancia:
columnas, detalles cerámicos y de azulejería, adornos arquitectónicos en torres
y muros, rejas de balcones y ventanas,… perdiéndose de manera irreparable lo
que no hace tanto tiempo formó parte de este lugar.
La
indolencia de la que hace gala la administración pública, ante el deterioro
paulatino de este fabuloso edificio, es alarmante. La Mejorada Baja, parte
indispensable del patrimonio cultural de la zona, se derrumba gracias a la
desidia de sus propietarios y arrendatarios, gracias también a la complicidad
de los poderes públicos y ante la mirada impotente de los que la aman. Por eso,
no sería justo redactar esta entrada sin volver a mencionar a José Antonio Moreno “Mejorada”, amante de este edificio y de su historia, quien, de manera
altruista y en la medida de sus posibilidades, está limpiando, recuperando y
sacando a la luz partes la capilla de la hacienda sin otra ayuda que la de su
fe y sus manos.
De lo que quede de este impresionante edificio el día de mañana, probablemente una parte importante se deba a él.
De lo que quede de este impresionante edificio el día de mañana, probablemente una parte importante se deba a él.
Precioso lugar, Malatao. Cuando vemos películas sobre esos hacendados centroamericanos y sus explotaciones agrarias y ganaderas, nos parece un mundo lejano y ajeno. Nada más lejos de la realidad, aquello no es es más que nuestra herencia, el adn del señorito andaluz transportado allende los mares. Bonito edificio. Abundaron en esa zona.
ResponderEliminarAsí es, Elena. Tengo en cartera una ruta por las distintas haciendas de esta zona, aunque ésta es quizás la de mayor importancia; su historia, de la que saben mucho mis amigos Luis Ortiz de Sandoval y José Antonio Mejorada, es verdaderamente interesante.
EliminarUn abrazo
Bonito lugar cargado de historias y que dejemos que lo que fue y será bello siempre se deteriore por el vandalismo ,mí bisabuelo, Manuel Fernández fue encargado en ella y según me cuenta mí madre, tenía una capilla muy bella, hoy queda solo el recuerdo de lo allí vivido en su día , pero no dejemos más perder los tesoros Patrimoniales ya sean privados o de todos,no somos nada si no conservamos lo que otros nos dejaron.
ResponderEliminarBonito lugar cargado de historias y que dejemos que lo que fue y será bello siempre se deteriore por el vandalismo ,mí bisabuelo, Manuel Fernández fue encargado en ella y según me cuenta mí madre, tenía una capilla muy bella, hoy queda solo el recuerdo de lo allí vivido en su día , pero no dejemos más perder los tesoros Patrimoniales ya sean privados o de todos,no somos nada si no conservamos lo que otros nos dejaron.
ResponderEliminarHe aquí un claro ejemplo de la desidia de unos y otros. El abandono, deterioro y desaparición de estos lugares es quizá un reflejo de nuestra sociedad y de su escala de valores.
EliminarGracias por tu aportación al blog, Rafael. Saludos