Al igual que la mayoría de las construcciones rurales de este tipo, consta de dos zonas bien diferenciadas entre sí: la correspondiente a los señoritos y la de la labranza, ambas articuladas en torno a dos patios principales, y otros dos de menor importancia, así como un gran corral trasero y lo que parece ser un depósito de agua de planta octogonal, estos dos últimos en avanzado estado de ruina.
Su color almagra la diferencia de las demás haciendas de la zona, mientras que su espadaña y sus dos torres otorgan al conjunto un bonito perfil desde la lejanía.
Su color almagra la diferencia de las demás haciendas de la zona, mientras que su espadaña y sus dos torres otorgan al conjunto un bonito perfil desde la lejanía.
Hermosa hacienda. Otro bonito cadáver arquitectónico que se descompone tristemente ante nuestros ojos que tienen el privilegio de ver lo que seguramente no podrán futuras generaciones. Gracias por inmortalizar ese momento.
ResponderEliminarAsí es, el patrimonio solo interesa cuando da votos y está claro que éste no es el caso. No parece que los restos de una arquitectura que imperó en los campos de nuestra tierra durante más de dos siglos y que marcó todo un modo de vida, tanto de los agricultores como del señorío andaluz, sea una preocupación de las administraciones públicas inmersas siempre en otras tareas que les reportan más réditos.
EliminarPreciosa hacienda que languidece ante la indiferencia de los de siempre. Ni hacen ni dejan hacer. Ya desde lejos la fuerte tonalidad de la fachada le da mucho carácter y anticipa lo que se va a ver. Se ve en las fotografías lo poderosa que tuvo que ser esta hacienda.Todavía muestra diversos elementos de interés arquitectónico como muy acertadamente vas mostrando; puertas, cerraduras, balcones, galerías, columnas, rejas, esa maravillosa imagen del pozo con los porches al fondo.
ResponderEliminarMe imagino lo que gozarías con su visita.
Cuanto me gustaría retroceder en el túnel del tiempo y ver por una ventana un día cualquiera cuando este lugar estuviera en todo su esplendor.
Un buen descubrimiento de por "allá abajo" de los que nos tienes acostumbrado.
Un abrazo.
Amigo Faustino, puedo asegurarte que fue una pena no poder entrar en todas sus dependencias. Aún así, nos fuimos con un sabor de boca agridulce: Por un lado, la suerte de haber podido visitar este sitio lleno de encanto y de historia y, por otro, la realidad de ver cómo se va desmoronando ante la indiferencia de sus dueños y de los poderes públicos.
EliminarAl parecer, hay un anteproyecto de restauración del que no se sabe mucho, solo que en los casi nueve años que han pasado desde que éste se redactó, no se ha acometido ninguna reforma en el lugar.
Muchas gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo.