El cementerio del Ángel estaba tal y como lo recordaba, tal y como aparecía en las pocas fotos de papel que conservo de mi primera visita, una tarde de hace casi treinta años ventosa y gris como la de ahora.Lluis Doménech construyó este cementerio en 1893 sobre los terrenos donde aún se conservaban las ruinas de la antigua iglesia gótica de Comillas.Diseñados por el propio Doménech y esculpidos por Josep Llimona, los imponentes mausoleos son de la misma época y factura de los del cercano palacio de Sobrellano.Situado sobre un promontorio en las afueras de la ciudad, las espectaculares vistas que hay sobre el mar Cantábrico son un plus para la visita de este peculiar camposanto.La leyenda cuenta que el monumento del ángel fue encargado por el marqués de Comillas para el mausoleo de su hijo y que, cuando vio la figura terminada, lo donó al pueblo para que velase por el alma de sus ciudadanos difuntos.
