
Llegamos hasta aquí una fría mañana de invierno mi hermano Pedro, mi compadre Ángel y yo, dispuestos a explorar este edificio que habíamos visto muchas veces desde la carretera de Jabugo y que siempre me había llamado la atención.
Está situado junto al emblemático Tiro de Pichón, aunque es de construcción algo más tardía y de mucha mayor envergadura.
Fue construido como sanatorio para tuberculosos, aunque pronto fue reconvertido en colegio y residencia juvenil de verano, contando en sus inmediaciones con otra edificación aneja destinada a lavaderos, servicios y terraza; y una gran piscina en los jardines traseros.
En su fábrica destaca su estilo típicamente
regionalista y su diseño simétrico.
Está
abandonado desde hace años y su interior, que aún guarda parte del mobiliario
que tuvo, es bastante visitado por los amantes de los fenómenos inexplicables.
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