Al salir de clase, mi amigo Manolo Guerrero y yo nos acercamos hasta aquí a bordo de nuestras bicicletas. 

Aunque los primeros asentamientos datan de los años de la guerra civil, las calles y viviendas que aún subsisten son de mediados del pasado siglo.
Está a un tiro de piedra del río Guadalquivir y junto a uno de los canales más grandes que atraviesan la zona. Según conversaciones con algunos antiguos vecinos, quedó deshabitado hace unos quince años y, por la amplitud de su caserío, podemos creer que contó con medio millar de habitantes.
Aún quedan en pie varias calles, una pequeña capilla, la casa de los capataces con un pequeño parking cubierto, algunos almacenes y cuadras, varias pajareras y lo que parece ser un antiguo generador de electricidad.
Poca gente recuerda hoy este poblado de colonización perdido en medio de las marismas arroceras sevillanas.
Poca gente recuerda hoy este poblado de colonización perdido en medio de las marismas arroceras sevillanas.
Impresionante. Por lo que se ve se conserva en un excelente estado todavía. Viendo las fotografías y dejando volar la imaginación es fácil ver a la gente que vivió en el lugar. Es otro tipo de despoblación que los de los pueblos al uso de toda la vida pero con el mismo fondo.
ResponderEliminarGracias Antonio por enseñarlo y compartirlo.
Saludos.
Gracias, Faustino.
EliminarAún hay gentes que viven en Isla Mayor y El Puntal, que recuerdan cuando estas calles estaban llenas de vida. Un mariscador que encontramos casualmente aquí nos habló de los viejos tiempos. Fue fácil trasladarse a esa época escuchando su testimonio.