sábado, 10 de febrero de 2024

ALMORCHÓN, UN POBLADO FERROVIARIO

Nació en 1880 a la sombra del nudo ferroviario que enlaza las líneas de Badajoz - Ciudad Real y Córdoba - Almorchón. 


Durante casi un siglo fue un enclave importante en el tráfico de trenes. Pasajeros y mercancías pasaron por este lugar durante gran parte del siglo pasado, sirviendo sobre todo como transporte del carbón de las cuencas mineras de Belmez y Espiel en la vecina provincia de Córdoba.


Aún hay personas mayores en Cabeza de Buey que recuerdan los dos trenes blindados que circularon por esta línea durante la guerra civil, poco antes de que Almorchón quedara reducido a escombros. 



El poblado fue reconstruido durante los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, por lo que casi todo lo que podemos ver ahora pertenece a esa época. Después vinieron sus años de apogeo, la década de los sesenta; de hecho, en la fachada de la iglesia campea la fecha de 1970.

A partir de este momento, el auge del transporte por carretera y la escasa implicación de las instituciones públicas en el entramado ferroviario del país trajeron consigo la disminución del tráfico de trenes en esta línea. En 1974 cesa el tráfico de viajeros en la línea de Córdoba y comienza una emigración paulatina que aún hoy no ha terminado.

Almorchón, poblado ferroviario trazado a base de calles paralelas y perpendiculares, contó en su día con estafeta de correos, economato, iglesia, dos grandes residencias de ferroviarios, un original puente de cambio de vías y clasificación de vagones, que todavía puede verse junto a la playa de vías, y una escuela-teatro que aún se conserva.

6 comentarios:

  1. Joder, como a quedado todo, en los años 1980 no estaba tan mal. habia ruina pero se podía ver.

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    1. Efectivamente, el poblado ha seguido el mismo devenir que el transporte ferroviario y los últimos veinte o treinta años son los que han hecho más mella en Almorchón. Imagino que en los años ochenta calles y plazas estarían casi como estaban en su mejor época.
      Un saludo

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  2. Yo pasé muchos veranos allí con mi familia pues mi padre era ferroviario y teníamos la última casa del todo. Que recuerdos jugando en verano allí y viendo pasar a la pastora e ir a por agua a la fuente cercana de la estación.

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    1. Este lugar tiene su encanto, Manu. Has tenido mucha suerte al conocerlo en sus buenos tiempos.
      Gracias por tu aportación al blog. Saludos.

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  3. EL FERROCARRIL DE ALMORCHÓN

    Ya no atraviesa sus campos ese ferrocarril de Almorchón, tampoco se oye su fragor de ese tren impresionante movido por el vapor, solo queda en la memoria de aquellos quien lo vivió.

    Oh locomotora fugitiva, con chispero de carbón abrasado, silvando en tu despido de antaño, oh tren explorador de soledades que duermes en el hangar de nuestros sueños, inmóvil entre anónimos deseos.

    El último tren se ha parado en esa estación de Almorchón, estación desierta sin retorno, hoy sueño en los espejos de la memoria.

    El último tren se ha parado en el último andén…y no hay nadie, y a tí te gusta estar inmóvil escuchándolo, mientras el hollín de la oscuridad hace desaparecer las traviesas de la vía.

    Cuando se acaben las vías de esos pueblos ferroviarios olvidados, tendrán que leer los diarios, pienso que el tiempo es distancia y traviesas son los días, en los que tiendo las vías que me llevan a la infancia.

    Yo no pienso recular, contando lo que hay que contar, “dando la vara” hasta el final, de un ferroviario emocional.

    J.J.C.

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    1. A los que habéis recorrido sus calles llenas de vida y de bullicio, junto al trajín ferroviario diario, este texto os traerá gratos recuerdos de esa época en que los trenes tenían mucha más importancia de la que tienen hoy. Gracias por compartirlo.
      Un saludo, J.J.C.

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