Acostumbrado al ingente patrimonio de titularidad pública abandonado en campos, pueblos y ciudades, me colé en los jardines que daban paso a este convento sin saber que ambos, jardines y edificio, tenían dueño.
Además de las dependencias conventuales y de los jardines amurallados, el complejo incluye esta iglesia, de bóveda de cañón y ábside semicircular, construida en el siglo XVII.
No hay muchos datos sobre este grandioso monumento religioso, aunque he podido saber que este lugar sirvió de hospedaje al rey Felipe V durante la Guerra de Sucesión.
En la actualidad, la iglesia está vacía, si exceptuamos un par de carruajes antiguos que dormitan bajo el coro, y sirve para que las cigüeñas puedan contemplar, desde sus nidos de la espadaña y de la torre, la villa de Valencia de Alcántara y el devenir de sus gentes.
Que buena localización Antonio y ese charre vale su peso en oro, me ha gustado mucho esta entrada.
ResponderEliminarSaludos desde Madrid
Muchas gracias, Jabier. A veces, los abandonos que uno no espera encontrar son los que más nos gustan.
EliminarUn saludo, compañero.