Este castillo medieval se empezó a construir bajo el reinado de Alfonso III, en medio de una oscura serie de disputas familiares y herencias torcidas.
Pasada la reconquista y la época de guerras y confrontaciones, el castillo perdió gran parte de su protagonismo y cayó en desuso, abandonándose antes del siglo XIX.
Pasada la reconquista y la época de guerras y confrontaciones, el castillo perdió gran parte de su protagonismo y cayó en desuso, abandonándose antes del siglo XIX.
La planta heptagonal del castillo, muy rara en las fortalezas de la zona, y las torres cilíndricas que la circundan le dan una cierta singularidad al edificio en el que destaca su colosal torre del homenaje, visible a varios kilómetros de distancia.
Paseando ahora por su plaza de armas, por la ruinosa capilla de su interior o por lo que queda del palacio ducal es fácil trasladarse a épocas pasadas solo vividas en la literatura, la pintura o el cine.
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