BÚNKERES DE MAZAGÓN

Hace unos quince años subí a este blog fotografías de los tres búnkeres de Malandar, en la costa onubense de la desembocadura del Guadalquivir.

Al igual que aquellos, estos se construyeron a principios de la década de los años cuarenta con el mismo objetivo: proteger nuestra costa y vigilar las entradas y salidas al mar Mediterráneo.

Paradójicamente, los búnkeres de Mazagón están en peor estado a pesar de estar construidos en tierra firme y los de Malandar en la línea de bajamar. 

Seis búnkeres se construyeron aquí, tres en la zona militar del Picacho y otros tres en Mazagón, de los que hoy día solo pueden verse estos dos.

Estas edificaciones militares con casi un siglo de historia están abandonadas y llenas de okupas y basura, dejando claro que el patrimonio no es una preocupación en las mentes de nuestros políticos y parlanchines.

 

PUENTE DEL CONGOSTO

Este magnífico puente medieval se levanta sobre el río Tormes, a escasos metros del castillo que se erigió para controlar el camino entre Ciudad Rodrigo y Ávila. 

Está construido con sillares y mampuestos similares a los del castillo de los Dávila que se levanta en el extremo noroeste del viaducto.

Su longitud es de más de cien metros y está construido sobre once arcos, cinco de ellos de medio punto. 

Seis enormes tajamares refuerzan los arcos de mayor envergadura.

Como curiosidad, cabe señalar que el nombre de este puente deriva de Puente del Arco Angosto, arco situado casi en el centro del puente y del que hoy día solo queda una jamba en mal estado.

CUARTELES DE MATA DEL DIFUNTO

No es tarea fácil llegar hasta estos cuarteles de carabineros situados en la parte alta de los acantilados que forman las dunas fósiles del Asperillo. 

Esta vez me acompañó mi amigo Manolo Guerrero, quien además tuvo la feliz idea de buscar una nueva ruta hasta aquí desde la laguna del Jaral.

Dos son los cuarteles que se construyeron aquí: El más antiguo y de mejor factura arquitectónica es el que peor conservado está. Apenas quedan, perdidos entre los pinos y sepultados por la maleza, unos muros de ladrillo y algún frontal que remiten a la época en que los diseños de cuarteles guardaban cierta estética clásica.  

A unos trescientos metros de éste aún se levanta en bastante buen estado el cuartel más moderno: una edificación que a mí me recuerda bastante a los diseños de las casillas de peones camineros.

A unos cuantos metros del borde del acantilado, su emplazamiento es mucho mejor que el del cuartel anterior y procura unas vistas incomparables del océano Atlántico.

Situados a unos seis kilómetros desde Torre de la Higuera, ambos edificios completan la línea de cuarteles de Doñana, que se inicia con los dos de Malandar, junto a la desembocadura del río Guadalquivir, y sigue con los de Zalabar, El Inglesillo, el Cuartel Viejo y el de Matalascañas.

IGLESIA DE PEÑA DE HIERRO

Mi amigo Rafael Pernil y yo llegamos hasta aquí una magnífica tarde de otoño después de haber estado en lo que quedaba del poblado Los Ermitanos.

Estas ruinas son todo lo que queda del poblado Peña de Hierro, un lugar que acogió a una gran parte de los mineros que trabajaron en la mina del mismo nombre.

Situado a algo más de medio kilómetro al oeste de la corta, este poblado contó con varias manzanas de viviendas, un economato, un casino y esta pequeña ermita, según nos contó un viejo minero que casualmente encontramos aquí cuando hacía senderismo.

Al igual que ocurrió en otros poblados como Naya, las construcciones fueron dinamitadas después de haber quedado el pueblo vacío.

Esta edificación es todo lo que queda de aquel lugar histórico donde vivió casi un millar de personas.