Estas ruinas son todo lo que queda del poblado Peña de Hierro, un lugar que acogió a una gran parte de los mineros que trabajaron en la mina del mismo nombre.
Situado a algo más de medio kilómetro al oeste de la corta, este poblado contó con varias manzanas de viviendas, un economato, un casino y esta pequeña ermita, según nos contó un viejo minero que casualmente encontramos aquí cuando hacía senderismo.
Al igual que ocurrió en otros poblados como Naya, las construcciones fueron dinamitadas después de haber quedado el pueblo vacío.
Esta edificación es todo lo que queda de aquel lugar histórico donde vivió casi un millar de personas.
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