Contemplando estos magníficos edificios, es fácil trasladarse en el tiempo e imaginar cómo fue esa época de esplendor que ocupó los primeros tres cuartos del siglo pasado.
Se construyeron dos pequeñas ciudades para alojar a los mineros y a los directivos: Les Acacias, de la que no queda rastro, y Sartis, poblada ahora principalmente por inmigrantes.
Al igual que la mayor parte de las minas de carbón de la región, a mediados de la década de los setenta las minas de Sartis se cerraron definitivamente. Sin embargo, aún permanecen en pie estas construcciones ruinosas testigos de un tiempo de gloria y riqueza que todavía mucha gente recuerda.
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