Hace unos días aproveché mi inicio de vacaciones para acercarme a este lugar tan poco conocido como espectacular.
Este acueducto formaba parte de un complejo sistema de conducciones de agua encaminado a la cementación de piritas de baja calidad, procedentes de Tinto Santa Rosa y Sotiel Coronada, antes de ser procesadas y exportadas.
Estas minas empezaron a ser explotadas a mediados del siglo XIX, en un principio por empresas francesas y después por otras británicas.
Fueron de las pocas minas onubenses cuyo mineral fue transportado, durante un corto espacio de tiempo, por un cable aéreo.
Caminar por este paisaje de soledad y silencio es uno de las grandes cosas que uno puede hacer sin necesidad de salir de nuestra provincia.
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