lunes, 17 de agosto de 2020

MONASTERIO DE CAAVEIRO

Después de una preciosa ruta por las fragas de Eume, atravesamos el río de dicho nombre y llegamos hasta este magnífico poema de piedra, situado en el islote de roca que forman los ríos Eume y Sesín.



Al parecer su construcción se inició a mediados del siglo X para dedicarlo al culto de san Juan. Su aislamiento propició que pronto fuera elegido como lugar de oración y recogimiento, donde canónigos y anacoretas compartieron la vida monacal con algunos seglares.




Como la mayor parte de edificios religiosos, las sucesivas desamortizaciones acabaron con su época de esplendor. El siglo XIX solo significó el abandono y posterior deterioro de este edificio.

Hoy día, restaurado y majestuoso, se ofrece a la visita de turistas y caminantes. 
No hay mejor complemento a la belleza del lugar que el murmullo del agua de los ríos que lo rodean y el canto de los pájaros que viven en el bosque.

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