Esta vieja base norteamericana no es demasiado conocida; se levanta a unos centenares de metros al este del faro de Estaca de Bares, en plena costa cántabra.
El sistema de navegación Loran fue utilizado desde aquí por la guardia costera norteamericana como parte de las actividades de vigilancia del litoral cantábrico.
Los edificios quedaron abandonados en 1991, poco tiempo después comenzó el desvalijamiento, la rapiña y la ruina.
Ahora solo quedan las paredes, las enormes neveras, los tanques de combustible y el viento atlántico que sopla entre las ventanas y puertas abiertas.
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